miércoles, 7 de julio de 2010

La noche del Hada II

- Los gnomos lo llaman licor de pixie… me lo ha dado el posadero.

Eliannor asoma entre los cojines con el rostro enrojecido y la voz pastosa. El reservado es una estancia pequeña, apenas aislada del exterior por las cortinas vaporosas. Los mullidos almohadones nos han absorbido a los tres. Iradiel observa a su esposa intentando enfocar la mirada, repantigado como un rey en un banquete, me tiende la boquilla de la pipa y aspiro en profundidad, observando el humo azulado de las piedras de maná ascender, como si en ese vapor pudiera leer los augurios.

- Si los gnomos estrujan hadas para hacer ese licor me parecerán menos ñoños a partir de ahora. ¿Qué es?

Eliannor se rie mientras extrae de su bolsa una especie de cuchara perforada, ha preparado tres copas sobre una bandeja.

- Es absenta. No creo que cojan hadas para echarlas ahí.

-Que pena… eso le daba un toque siniestro a esa escoria. – Se hunde algo más en los almohadones, claramente decepcionado.

-No la he probado nunca…- Intento hablar con un ritmo normal, pero el mundo parece ir a cámara lenta.

Eliannor me mira y se parte de risa, estaba colocando los azucarillos sobre las cucharas de plata y ha terminado derramando el recipiente donde estaban sobre los almohadones. Sigue riéndose mientras los recoge.

- Yo pensaba que tu le dabas a todo lo malo.

- Pues no, ¿a que es sorprendente?

- Lo que sorprende es que Eliannor haya encontrado algo que no has probado y que aun no se haya abierto. – Dice Iradiel mirándome con una media sonrisa, a veces me recuerda a mi hermano.

- ¿Por quien me tomáis?, no soy un drogadicto.

Parpadeo con indignación, y nadie responde a esto. Eliannor abre la botella que resplandece con una tonalidad fulgurante del color de la esmeralda, y nos mira alternativamente.

- Esto hay que hacerlo así…- Explica mientras escancia el líquido verde sobre los azucarillos. – Cuando se cuele os lo teneis que beber. A lo peor nos envenenamos.

- Ya hemos vivido suficiente.
- Ya hemos vivido suficiente. – Decimos a la vez, y me entra la risa, aunque es lenta y pegajosa.

- Y así me ahorraré una boda.- Apunta Iradiel, riéndose entre dientes.

-Al tercer vaso dicen que ya ves hadas. – Eliannor sigue explicándonos la metodología.

Yo ya he cogido mi vaso y lo estoy mirando al trasluz. Bebemos a la vez y supongo que los tres estamos poniendo la misma cara, de ceño fruncido y labios apretados cuando el licor nos quema en la garganta, con el sabor dulce del anís y la amargura mordiente del ajenjo. Eliannor suspira y se recuesta con la copa en la mano.

- Pues yo creo que Alysia se casa por qué…- Da un pequeño sorbo, las mejillas se le han encendido aun más, parece una muñeca de porcelana de las que pintan a mano los artesanos del bazar.- … no tengo ni idea de por que se casa con ese retrasado…

- Yo no me casaría con alguien que pasa la mayor parte del tiempo con una bestia.

Entrecierro los ojos, Iradiel ha vuelto a pasarme la boquilla de la pipa, aspiro profundamente y me lleno los pulmones con la sensación efervescente del maná, es ácido y amargo, todos sabemos de donde sacan esta mercancía, no parece importarnos. Les escucho hablar como sumido en un sueño, mientras las copas vuelven a llenarse como por arte de magia y los almohadones parecen querer retenernos aquí para siempre.

- Khoril dice que como cazador es un desastre… es que ella le pega……. Insulta… llama cabestro.

Parpadeo y vuelvo a coger la boquilla que se me ofrece. Observo a Iradiel y veo el resplandor glauco intensificado en sus ojos, mi aspecto no debe ser mucho mejor.

- ¿Visteis a Relo en la fiesta amenazando a la estufa?.

La escucho reírse y vuelvo la mirada hacia ella, se lleva la mano a la frente dejándose caer sobre los almohadones, riendo como una niña. Iradiel no tarda en corearla y al poco no entiendo de que coño me estoy riendo, pero lo estoy haciendo. Me doy cuenta de que llevo rato mojando azucarillos en el licor verde y royéndolos con parsimonia.

- Casthorel ha sacado a Ix afuera para enseñarle su Forjaluz…- Esa ha sido mi voz, entre risas, llevamos rato hablando sobre los invitados a la malograda fiesta.- Tendríais que haber visto su cara al volver.

- ¿No me digas que ha hecho eso? – Eliannor levanta la cabeza y me mira con los ojos muy abiertos antes de volverse a partir de risa, revolcándose sobre los almohadones.

- Debe ponerse tontorrón al ver su armadura colgada. – Añade Iradiel, dando otra calada a la pipa. El aire está atiborrado de los vapores del maná.

-Si yo fuera una mujer y me dijeran “Ey nena… ¿Quieres ver mi Forjaluz?”… lo abofeteaba.

- Pobre Ix…- Iradiel habla gesticulando con la boquilla en la mano, arrastrando algunas palabras.- Pero es normal, es la clase de hombre que solo se tiraría a su gemelo.

- O a Presea…- Apunta Eliannor a punto de ahogarse con su propia risa.- Pero bueno… son iguales.

- Ya me jodería que hablasen así de mi.- Suspira el Fénix, echando la cabeza hacia atrás. Eliannor ha elevado las manos y se mira los dedos ladeando la cabeza.

- De ti solo dicen cosas buenas.- Le respondo pasándole la boquilla de nuevo, nos estamos terminando la pipa entre los dos.

- ¡Soy el paladín con mi Forjaluz! ¡Vengo a traerte la verdad y la iluminación! – Eliannor ha comenzado a hacer hablar a sus manos como si fueran marionetas, la manera con la que arrastra las sílabas hace que la imitación pierda mucho.- ¡oooh mi señor! ¡Soy toda vuestra! ¡Y de él… y de él… y de él!.

- Eres malvada, Eliannor. – Digo entre risas resbaladizas.

- Malísima. Mi marido me hará arrepentirme.

- Si… con su Forjaluz…- Replico.

-Además, mi marido es más sexy que ese tipo. ¿A que si Theron?

- Claro que si, di que si.

- Diré lo que sea con tal de no sufrir el castigo del Forjaluz.

- Ya quisieras tu… que te forjaran un rato. – Eliannor levanta la cabeza y me mira entre risas.- Además… tu necesitas un exorcismo.

Intento cubrirme del repentino ataque, pero es demasiado tarde y cuando intento darme cuenta la tengo sobre mi, cojín en mano, dispuesta a darme mi merecido a base de golpes mullidos.

- ¡Golpe de cruzado!

- Eh… ese golpe es mio. – Comenta Iradiel, mirándonos mientras da una digna calada.

- ¡Sal de él, yo te exorcizo! ¡Toma martillazo!.- El cojín desciende a tal velocidad que se me clava en uno de los cuernos, las plumas salen volando en todas direcciones y Eliannor se queda en silencio un instante, mirándome antes de echarse a reir en un repentino ataque. Mis mermados reflejos me dan para abalanzarme a por ella en un contraataque nada elegante que la hace caer sobre los brazos de Iradiel, que sigue fumando tranquilamente mientras forcejeamos sobre su regazo. Es una amalgama de cojines, jirones de túnica y piernas que intentan patearme cuando comienzo a hacerle cosquillas en los costados, ataque al que no tarda en unirse Iradiel. Eliannor intenta replicar entre las risas ahogadas, sacudiéndose como una anguila entre los dos.

- ¡JA! Ni el Forjaluz puede salvarte ahora.

- aaaaaaajajajaja mal…jajajajaja… maldit… – El dolor de una certera patada me hace hundir las manos entre los cojines, el mundo da vueltas y aunque me duela la entrepierna como el infierno no puedo dejar de reirme. Me dejo caer sobre ella, resollando.

- ¿Ves como no hace falta Forjaluz?- Iradiel habla con la pipa entre los dientes, debe haber dejado de hacerle cosquillas a su esposa, por que ha dejado de moverse y trata de recuperar la respiración entre risillas débiles.

-Me vengaré…- Replico.

- Oh… paladín… voy a morir ¡Dame la absolución!… o algo. – Alzo la mirada y le quito la pipa a Iradiel. Eliannor ha estirado el cuello y enredado las manos tras la nuca del Fénix.

- Y luego te llenaré de Luz.

Doy una calada larga y les observo mientras se besan, sé lo que significa el suave golpe de la rodilla de Iradiel en mi hombro, pero decido malinterpretarlo, exhalando el humo de la calada en el rostro de ambos mientras se besan, afianzando las manos en las caderas redondeadas de Eliannor.

Es curioso… el cosquilleo que se despierta en mi interior mientras les observo no es el mordisco punzante de los celos…

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