miércoles, 7 de julio de 2010

Eliannor

-..narlye nat vanyä….

El fulgor azulado de las lámparas de maná baña nuestros cuerpos. El sudor fulgura sobre su piel blanca, salado y caliente. Su cuerpo menudo se contorsiona y contrae, y tiembla entre mis manos mientras saboreo su piel. Se cubre el rostro con las manos, como una niña inexperta, jadeando y negando con la cabeza. Los libros han quedado olvidados a un lado, nuestras ropas se mezclan sobre los cojines de uno de los privados del Sagrario. He olvidado qué era lo que veniamos a consultar la maga y yo, solo tengo hambre, y el corazón latiéndome en los oídos.

-…ïa…

Su voz se rompe en el susurro, y gime, y cuando alzo la mirada veo sus ojos entre los finos dedos de sus manos, que ahora aparta de su rostro. Su vergüenza comienza a desaparecer y sus rodillas me aprietan los costados cuando se arquea, pidiendo más. Sonrío, y asciendo por su vientre besando la piel tibia y humedecida. El deseo pulsa en mis sienes, su latido desbocado es un arrollo al que hacía tiempo no me abandonaba. Las horas de soledad, los días y las largas noches en la ciudad de los muertos se desvanecen, devorados por el calor que desprende el cuerpo menudo de la elfa, un calor que me estalla en el corazón y me acelera la respiración. Fundo mis labios con los de ella, me abraza con fuerza cuando me hundo en su interior con un suspiro de alivio, enlaza sus piernas a mis espaldas y su gemido se ahoga en mi boca. Nos abandonamos a una lenta danza… esto nunca se olvida y a pesar del tiempo transcurrido la ejecuto como mejor sé, siguiendo los dictados del instinto y la necesidad. Pronto se arquea entre mis brazos, me araña y se abandona a los gemidos que deben estar escandalizando a los adeptos en la sala contigua, a ninguno nos importa, me impulso y la sigo hasta mi propio clímax, con sus manos aferrandome los cabellos con fuerza.

- Ahn na Elune… por todos los…

La abrazo, no puedo aguantar el peso de mi propio cuerpo. Noto su respiración restallar contra mi cuello mientras hundo el rostro en la almohada, ahogando los jadeos. Dejamos transcurir el tiempo entre los estremecimientos, hasta que las respiraciones se acompasan y los escalofrios cesan y noto entonces la suavidad de las sábanas cuando Eliannor tira de ellas para cubrirnos.

-… eres contradictorio… sabes? – Me dice en un susurro, sin apartarse, sin apartarme. Su voz me relaja, podría pasar eternidades abrazado a ella, no necesito nada más.

- ¿Por que dices eso?

- Eres demonólogo… pero una persona sensible y cariñosa. – Sus deditos se enredan en mis cabellos mientras los acaricia lánguidamente.- Eres un tipo torpe… pero de manos hábiles. Estás tan vivo, y a la vez tienes siempre esa tristeza en el fondo de los ojos. – Me mira con los ojos entrecerrados, brillando con una luz líquida y viva, y los labios aun encendidos en un carmín apetitoso. – Pareces íntegro y cabal, y estás aquí en un antro de brujos con la prometida de un Fénix de Sangre desnuda y sudorosa en brazos…. ¿Cuantas cosas se pueden ser a la vez?

- Los extremos están presentes en todo…- Murmuro, echándome a su lado y arrebujándome entre las sábanas con un repentino frio. De pronto soy consciente de la locura que acabamos de cometer… pero no me importa, tengo una certeza en lo más profundo del corazón.

- He soñado contigo…durmiendo con mi prometido y… he soñado contigo.- Dice tras el breve lapso de silencio.

- ¿Que has soñado?

- Había fuego alrededor…- Murmura. La abrazo y beso su mejilla. Sus dedos siguen jugueteando entre mis cabellos.- Tu tenías alas… y yo te miraba… y te seguía a… a…

- ¿A donde?. – Muerdo el lóbulo de su oreja y me cobijo en el hueco de su cuello. El sopor comienza a arrastrarme.

-…no me acuerdo bien… estaba oscuro.- Su cabello huele a flor de paz. – ¿No me despertaré… sola?

- Seguiré aquí, pase lo que pase. – La estrecho, y me abandono al sueño, plácido y colmado como hacía tiempo no me sentía. En su presencia, nada importa… es una salvaguarda.

- ¡Oh Dios mio! ¿No nos habrán oído?

No hay comentarios:

Publicar un comentario